jueves, 13 de octubre de 2011




Me gusta el color de la ciudad en los días de fiesta, esos días de no hacer nada, en los que la juventud esta muerta, o mas bien durmiendo todo lo que no durmió la noche anterior. Esos días en los que la gente sale a comer en familia, pasea... descubre pequeños rincones escondidos, esos que resultan tan cotidianos que jamás habías parado a mirar; pero hoy parecen maravillosos. Sentarte en lo más alto de la ciudad y escuchar el canto de los pájaros sin importa quien pasa, quien murmulla o quien besa a tu alrededor. Sentir por un instante que no existe nadie mas, solo tú, y esa hermosa ciudad. Tal vez no sea tan especial como parece que la pintas, pero sabes que en el fondo no podrías vivir sin ella. Podrías pasar horas allí, sentada... junto a esas personas que tan siquiera hace falta cruzar palabra para saber que tu compañía les hace feliz. Al igual que a ti la suya. 
Son estas pequeñas cosas las que dan sentido a tu vida...

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