Me apetece volver a recorrer sus preciosas calles... pero esta vez, de una manera diferente.

No quiero reencuentros, ni calles repletas, calurosos paseos hasta el río ni noches para el recuerdo.

Esta vez solo quiero pasear, pasear en solitario... tal vez unos cascos y alguna canción. Una de esas canciones que tiene un trasfondo que solo tu conoces. Y así pasar las horas, las tardes o incluso los días. 

Hoy me arriesgué y falle, me dormí y sentí 

que solo era un loco. 

Me gusta el color de la ciudad en los días de fiesta, esos días de no hacer nada, en los que la juventud esta muerta, o mas bien durmiendo todo lo que no durmió la noche anterior. Esos días en los que la gente sale a comer en familia, pasea... descubre pequeños rincones escondidos, esos que resultan tan cotidianos que jamás habías parado a mirar; pero hoy parecen maravillosos. Sentarte en lo más alto de la ciudad y escuchar el canto de los pájaros sin importa quien pasa, quien murmulla o quien besa a tu alrededor. Sentir por un instante que no existe nadie mas, solo tú, y esa hermosa ciudad. Tal vez no sea tan especial como parece que la pintas, pero sabes que en el fondo no podrías vivir sin ella. Podrías pasar horas allí, sentada... junto a esas personas que tan siquiera hace falta cruzar palabra para saber que tu compañía les hace feliz. Al igual que a ti la suya. 
Son estas pequeñas cosas las que dan sentido a tu vida...

Ella sólo era una más
En aquella noche cerrada
Sólo era una más como tantas
Y mi corazón no podía abrazarla.

Aunque mis labios la besaran
Aunque mis dedos la tocaran
Ella sólo era una más
Y mi alma ni siquiera la rozaba

Yo sabía que ella no podía rescatar
De aquella zozobra mi alma

Y dormimos horas y horas
Y dormimos en la madrugada
Y dormimos, y dormimos
Y dormimos toda la mañana
Y era más importante mi sueño
Que el roce de nuestros cuerpos
O las caricias que me daba

Yo sabía que ella era sólo una más
Una de tantas
Pero desperté de un sueño de miedos
Y hallé una luz en sus ojos cuando se marchaba
No reaccioné, mas ahora sólo recuerdo
Que dejó un tesoro de paz en mi almohada

Yo pensé que era una más, una de tantas
Y tal vez lo fuera, no lo niego
Pero ahora añoro aquella luz, aquel misterio
Y ahora, ahora ya no se donde encontrarla.
(J.Carlos 2009)

Dejarse llevar, suena demasiado bien. Tal vez no sea lo correcto, pero no quiere decir que por ello no deba de ser lo acertado.

Una leve brisa recorre suavemente su pequeño cuerpo... lo ha entendido; parece que acepta. Quizás no sea el momento, pero hoy no le apetece pensar... Él solo sonríe.